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Elena Cornaro Piscopia


la historia de la filósofa italiana que se convirtió en la primera mujer con un doctorado


Se cumplen 345 años de un hito histórico: la primera mujer en doctorarse en el mundo. Su nombre era Elena Cornaro Piscopia y era una aristócrata veneciana que rompió los moldes de su época. ¿Quién era y por qué es tan importante? 

Elena nació en 1646 en una familia noble y adinerada. Su padre, Giovanni Battista Cornaro Piscopia, era un procurador de San Marcos y un mecenas de las artes y las ciencias. Su madre, Zanetta Boni, era una campesina con la que su padre tuvo una relación extramatrimonial.
Desde pequeña, Elena mostró una gran inteligencia y una sed insaciable de conocimiento. Aprendió varios idiomas, entre ellos el latín, el griego, el hebreo y el árabe. También estudió matemáticas, astronomía, física, música y teología. Su padre la apoyó en su educación y la presentó a los círculos intelectuales de Venecia.

A los 19 años, Elena ingresó en la prestigiosa Universidad de Padua, donde destacó por sus habilidades académicas. Su fama se extendió por toda Europa y recibió invitaciones para dar conferencias y participar en debates. Sin embargo, su mayor sueño era obtener el doctorado.
Pero no fue fácil. Elena quería doctorarse en Teología, pero la Iglesia se lo impidió por ser mujer. Entonces optó por la Filosofía, pero tampoco fue bien visto por algunos sectores conservadores que consideraban que las mujeres no debían acceder a los estudios superiores.

Finalmente, gracias a la intervención del papa Alejandro VII y del dux de Venecia, Elena consiguió el permiso para presentarse al examen de doctorado en Filosofía. El 25 de junio de 1678, ante una multitud de más de mil personas, Elena defendió con éxito su tesis sobre Aristóteles y se convirtió en la primera mujer doctora del mundo.
Su logro fue celebrado con honores y elogios por toda Europa. Recibió el título de “Dama de la Filosofía” y fue nombrada miembro honoraria de varias academias científicas. Sin embargo, Elena no se dejó deslumbrar por la fama y siguió dedicándose a sus estudios y a sus obras de caridad.

Elena era una mujer profundamente religiosa y había hecho voto de castidad a los 11 años. Su deseo era ingresar en un convento, pero su padre se lo impidió. En cambio, se unió a la orden terciaria de San Francisco y llevó una vida austera y piadosa.

Elena murió a los 38 años, víctima de una tuberculosis que le había debilitado la salud. Sus restos fueron sepultados en la basílica de Santa Justina de Padua, donde hoy se puede visitar su tumba y su busto. Su legado sigue vivo como un ejemplo de sabiduría, valentía y humildad.


ELENA CORNARO

SU VIDA...


Elena Cornaro Piscopia pasó a la historia como la primera mujer en obtener un doctorado. En concreto, en filosofía.

Sin embargo, describirla como filósofa parece ser apenas el comienzo de la amplia y ambiciosa formación de esta mujer nacida en Venecia el 5 de junio de 1646 y homenajeada este miércoles por el doodle de Google.


"Cuando Elena tenía 7 años, sus padres ya se habían dado cuenta de su talento", afirma Google al hablar del 373º aniversario de su nacimiento.

Su padre, Giovanni Battista Cornaro Piscopia, era un noble, amante de la literatura y la ciencia, que no temió ir en contra de la mentalidad de la época y educar a su hija, según un perfil publicado por la Universidad de Bolonia (Italia).

Es así que Cornaro recibió clases de griego y latín, aunque luego también aprendió español, francés, hebreo y árabe.


De la mano de algunos de los tutores locales más destacados, Cornaro estudió ciencias, particularmente matemáticas y astronomía, y diversos instrumentos musicales, como el clavicordio, arpa y violín, además de componer poesía.

Sin embargo, su verdadera pasión eran la teología y filosofía.


Examen multitudinario

En 1672 Cornaro fue aceptada en la Universidad de Padua (Italia), pero no pudo hacer el doctorado en teología.

"A pesar de la opinión favorable de los teólogos de la universidad, la solicitud recibió el claro rechazo del cardenal Gregorio Barbarigo, canciller de la Universidad de Padua y consejero del papa Inocencio XI", explica el perfil de la Universidad de Bolonia.


Finalmente, optó por el doctorado en filosofía, el cual obtuvo "en el esplendor más solemne", agrega dicha biografía.

Y es que su examen oral final atrajo tal atención que fue necesario mover el evento "de la universidad a la catedral de Padua para alojar al público, que incluía profesores, estudiantes, senadores e invitados de universidades de toda Italia", según Google. El acontecimiento fue tan excepcional que tan solo unos meses más tarde, cuando Carla Gabriella Patin intentó titularse en filosofía en la misma universidad, se enfrentó a una dura oposición de parte de la institución y del propio padre de Cornaro.


De acuerdo con la biografía de la Universidad de Bolonia, este último "se opuso al grado de Patin, temiendo perder el prestigio y los privilegios obtenidos de la posición exclusiva y extraordinaria de su hija".


Devoción y muerte

"Se convirtió en una curiosidad -una mujer sabia-, y su reputación creció en toda Europa", dice sobre Cornaro el "Diccionario biográfico de mujeres en la ciencia: vidas pioneras desde los tiempos antiguos hasta mitad del siglo XX", de Joy Dorothy Harvey y Marilyn Bailey Ogilvie.


Su fama, según la enciclopedia Britannica, se extendió particularmente por su traducción del español al italiano del texto "Coloquio interior de Cristo nuestro redentor al alma devota", del monje Giovanni Laspergio.


Además de dedicarse a la investigación, Cornaro hacía numerosas tareas de caridad.

Con tan solo 11 años, Cornaro hizo un voto de castidad y luego se convirtió en laica monástica de la orden de los benedictinos. Pero su devoción al estudio y religión terminaron afectando su ya precaria salud.



La flagelación y el ayuno, dicen Harvey y Ogilvie, junto con las largas horas de estudio y trabajo social, "deterioraron su salud y (Cornaro) terminó muriendo joven", el 26 de julio de 1684, a los 38 años.





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